La sneaker que enamoró a Steve Jobs fue concebida para el running y se acabó consagrando como icono lifestyle. Y todo con la calidad como premisa.
A finales de la década de 1970, un grupo de diseñadores de New Balance recibió el encargo de crear las mejores zapatillas de running del mercado. Después de cuatro años de trabajo, sin reparar en cuantos materiales de calidad pudieran ser necesarios, estableciendo el patrón de tecnologías y conceptos que marcaron el camino posterior de la marca, y mediante un proceso de fabricación prácticamente artesanal, aparecían en el mercado las 990.
Era 1982. En España se celebraba el Mundial de fútbol, Gabriel García Márquez recibía el Premio Nobel de Literatura, Michael Jackson lanzaba Thriller y Carros de Fuego se hacía con el Oscar a la mejor película. En New Balance, por su parte, se producía un punto de inflexión en su trayectoria: hasta entonces era venerada por los corredores, y desde este año se comenzó a establecer como un icono de la moda urbana.
Las primeras zapatillas de más de 100 dólares
La estrategia de la firma americana, como se ha dicho, era apostar por la calidad. Una calidad ostensiblemente mejor que la competencia, y que quedara claro desde el precio. Así fue como la New Balance 990 se convirtió en la primera zapatilla en romper la barrera de los 100 dólares.
Además de un precio superior a las Nike y adidas, su competencia directa, las 990 venían apoyadas por una serie de características diferenciales. En primer lugar, fue el debú de la N gigante situada en el lateral exterior. Terry Heckler, leyenda del Marketing, había diseñado el logo y desde este momento ya nunca abandonó su lugar.
Por otra parte, también marcaron su propio camino con un colorway que desentonaba con las costumbres de la época, volcados como estaban en el blanco predominante o los colores vivos de las zapatillas de running. Las NB 990 aparecieron en un gris muy elegante.
Las zapatillas más caras del mercado prometían «estabilidad, amortiguación y flexibilidad» a los runners. Con los años, todas estas virtudes acabaron proporcionando todas estas ventajas a nuestro caminar por las calles. O en las oficinas. O en las aulas.
No en vano, la zapatilla se hizo popular entre los ejecutivos, con Steve Jobs como partidario más reconocido. También se convirtió en parte del uniforme de los estudiantes de ingeniería o de económicas. Cada vez fueron más populares en los casual Fridays y ganaron terreno fuera del rendimiento de atletismo.
Las v2 aparecieron en 1998 con ligeras variaciones estéticas y mejoras tecnológicas. Las v3 fueron las zapatillas del 30 aniversario.
Durante todo este tiempo, la apuesta por la calidad (y en consecuencia, el precio) se ha revelado como un acierto. «Tan buena, que nunca hemos dejado de fabricarla», expresan orgullosos en New Balance.
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