Su nacimiento o la declaración en bancarrota, la compañía norteamericana esconde una historia prácticamente de leyenda. Y nosotros te la desvelamos.
No hay duda: CONVERSE es una de nuestras marcas favoritas. Una firma centenaria, ya que comenzó su labor en 1908, pero que todavía es capaz de mantener esa esencia primigenia pese al indudable paso de los años. Y esa quizás sea alguna de las claves del éxito que las ha llevado a conquistar el corazón de más de un 60% de norteamericanos, que afirman que tienen o han tenido una de sus míticas siluetas. Porque te guste o no todo lo relacionado con las sneakers, sabrás reconocer la importancia de esta marca.
¿Crees conocerlo todo sobre esta legendaria firma? Te contaremos cinco curiosidades que a buen seguro no sabías de CONVERSE para que disfrutes un poco más de esta inmortal marca.
Hay una creencia general y errónea de que CONVERSE nació en la década de los sesenta. Pero, ¡error! Fue a principios del siglo pasado cuando la historia comenzó a escribirse. El primer capítulo tuvo lugar en 1908, cuando Marquis Mills Converse abrió su fábrica para crear zapatillas de goma y galochas, unos protectores para la lluvia en Malden, Estados Unidos. Eran los primeros pasos de algo que terminó convirtiéndose en leyenda.
CONVERSE Cons.
El baloncesto era un deporte minoritario y CONVERSE vio ahí un espectacular nicho de mercado en el que atacar. El éxito de No Skid, como fue bautizada la primera silueta, era cuestión de tiempo. El crecimiento exponencial del deporte de la canasta llevó consigo la expansión de la firma como principal proveedor de los jugadores. En 1920, No Skid fue renombrado a All Star. Ese mismo año llegó Chuck Taylor a la firma y… bueno, el resto de la historia lo conoces.
La II Guerra Mundial trastocó los planes de la compañía, en pleno crecimiento y auge. El Gobierno norteamericano obligó a destinar los recursos a los soldados enfrascados en la batalla. La producción quedó prácticamente paralizada, como ocurrió en alguna otra gran firma de la época, y sólo una pequeña parte de toda la producción iba destinada al público.
En 1968, Chuck Taylor falleció y, como si de una maldición se tratara, la firma comenzó a perder el norte. Los finales de los sesenta supusieron un punto de inflexión para la firma, que derivó en numerosos cambios de dueño y organigramas. Hasta que, en 2001, la compañía se declaró en bancarrota y Nike aprovechó para salvar a una de las firmas más icónicas del panorama y adherirse a uno de sus grandes competidores.
Con la llegada de la firma swoosh, CONVERSE abrió miras, tratando de hacerse más urbana, más de calle. Así, junto al baloncesto, deporte al que nunca ha dejado de lado, la renovada firma dio el salto también al skateboarding o una de las grandes referencias del sportwear.
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