El espíritu deportivo rezuma por cada costura en la firma del gallo y, cuando se trata del deporte de la raqueta, la inspiración se viste de etiqueta.
Te tiene que gustar mucho el deporte para consagrar tu taller textil a innovar en prendas técnicas que mejoren el rendimiento de quienes lo practican. Émile Camuset, apasionado de la actividad física, se volcó en que sus amigos ciclistas, futbolistas y jugadores de rugby tuvieran el mejor equipamiento. Y ese espíritu deportivo ya nunca se desprendió de las creaciones de la marca que surgió de todo aquel empeño: Le Coq Sportif.
La firma del gallo ha ligado su historia a algunos de los mayores hitos deportivos y a las estrellas de algunas disciplinas. Y eso terminó desembocando en todo lo que producía. No importa a dónde le lleve la moda, la inspiración siempre ha sido el deporte.
En el caso del tenis, Le Coq Sportif ha ocupado su sitio en episodios tan memorables como la conquista de Wimbledon por parte del estadounidense Arthur Ashe, convirtiéndose en 1975 en el primer jugador negro en levantar el título en el All England Cricket & Tennis Club. También acompañó al carismático Yannick Noah en su camino hacia el triunfo en Roland Garros, en 1983. Y se puso del lado de las figuras emergentes como con la belga Justine Henin en 2001, cuando alcanzó la final en Londres.
En cada caso, las prestaciones de la ropa y calzado que vestían a aquellos campeones del deporte de la raqueta se conjugaba con un estilo impecable que era marca de la casa desde que Camuset abrió su taller en 1882. El mismo que ha llegado a nuestros días, pero enriquecido con aquellos hitos y el carácter de quienes lo llevaron a cabo.
Lo de Le Coq Sportif y el deporte es un matrimonio bien avenido. Con el tenis queda claro.
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