Una de las siluetas más icónicas de New Balance llevó el espíritu del running a los movimientos urbanos.
New Balance lanzó las 990 en 1982. Le llevó cuatro años desarrollar una zapatilla que aspiraba a convertirse en el calzado más avanzado para running. Entre los esfuerzos destinados a conseguirlo y el posicionamiento estratégico que querían para esta silueta, las New Balance 990 se convirtieron en las primeras en alcanzar un precio de tres cifras. De manera instantánea, la nueva silueta de la marca de Boston se convirtió en una referencia para los corredores.
Con todos los intangibles que empezaron a rodear a las 990 durante la década siguiente, acuñando un prestigio y una veneración sin freno, era de esperar que la moda urbana, siempre tan predispuesta a integrar el espíritu deportivo y, en concreto, el running, hiciera buenas migas con la ya mítica zapatilla.
En efecto, las New Balance 990 se acabaron convirtiendo en un codiciado calzado informal, apropiado para las más diversas situaciones. También la vimos sobre la alfombra roja, que conste, aportando un toque casual y disruptor.
Hacia su mayoría de edad, para el cambio de milenio, las 990 estaban plenamente consolidadas entre diferentes movimientos urbanos. ¿Te suena el straight edge? ¿Hardcore? ¿El hip hop underground? Espera, espera, ¿y los padres? Sí, los padres. El tuyo y el mío. Estamos ante las dad shoes por antonomasia.
De repente, nadie supo muy bien cómo, pero las New Balance 990 estaban en los pies de supermodelos lo mismo que en los cabezas de familia del Upper West Side.
Por el camino, entre los vaivenes de las tendencias y las tribus urbanas que se las intentaban apropiar, se mantenían intactas las propiedades que encumbraron a las 990: la amortiguación extrema, la calidad de materiales, el diseño sobrio y con cáracter, el volumen magnético.
Y aquí siguen, vigentes como el primer día.
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