Michael Jordan se coronó como MVP del universo en una cinta de animación pionera que tomaba impulso desde una familia legendaria de zapatillas de basket.
Nos creíamos que el Dream Team, el original, el único verdadero, fue el de la selección de baloncesto de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona. Allí estaban Michael Jordan, Magic Johnson, Larry Bird, Scottie Pippen, Patrick Ewing, Charles Barkley, Karl Malone, John Stockton y una reunión, en definitiva, de los más míticos jugadores de la NBA de los noventa, una época de oro del deporte de la canasta. Sin embargo, cuatro años después apareció otro equipazo para el que no estábamos preparados.
Cuando apareció Space Jam (Joe Pytka, 1996), Jordan se había retirado por primera vez, andaba probando con el béisbol y disfrutando plácidamente del golf, y aún le daba tiempo de reírse de sí mismo y de hacer honor a su leyenda regresando a las canchas por un motivo más que justificado: salvar el mundo de los Looney Tunes, aunque inicialmente a la fuerza. Ahora saltaba a la cancha con Bugs Bunny, el Pato Lucas y todos los demás personajes.
De la legendaria cinta de la Warner quedan escenas memorables combinando imágenes reales y animación, así como una secuela protagonizada por Lebron James. Aquel fogonazo aprovechaba el tirón de una megaestrella como Jordan, al tiempo que le rendía tributo. También sirve para encumbrar uno de los mayores iconos del equipamiento deportivo de la moda: las zapatillas de basket que aparecían constantemente por la gran pantalla.
Por supuesto, Space Jam tenía que convertirse en un carrusel de las Air Jordan, una de las familias más longevas y aclamadas del universo sneaker. Están las 11, las 9, las 2, así como otras siluetas clásicas de Nike.
El reto es revisitar la Space Jam original y jugar a reconocer tantas zapas como seas capaz.