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Si te gustan las zapas de basket, las apuestas callejeras y el lenguaje basura (da igual en qué orden), te gusta el cine de los 90.
A comienzos de los 90 todos querían jugar al basket, sobre todo las marcas de ropa deportiva. El hype estaba por todo lo alto, más que la canasta, más que el marcador. Y el cine no podía mirar hacia otro lado, sino todo lo contrario.
En cintas como Los blancos no la saben meter (White Men Can’t Jump, Ron Shelton, 1992), el deporte de la canasta se representaba en su verdadera dimensión de la época, como una manifestación cultural urbana que influía en la moda, en el lenguaje, en la manera de comportarse. Entreverada con la música hip hop, el baloncesto noventero era sencillamente irresistible.
Un poco de todo eso se encuentra en la historia de basket y apuestas callejeras con Woody Harrelson y Wesley Snipes como pareja de juego imposible. Entre canasta y canasta, mientras se suceden los giros de guión, van desfilando por la pantalla las zapatillas más míticas de su tiempo. Una oportunidad como (casi) ninguna otra de reunir zapas de caña alta con Nike lista para el lucimiento. Pero no sólo Nike.
Es cierto que el despliegue de la marca del Swoosh es abrumador con las Air Command Force, las Air Flight Lite, las Air Jordan V y VI, Air Ultra Force Mid, Air Solo Flight '90 y Air Force V Low. Pasaron por allí también las adidas Artillery, las adidas Basketball Mid, las Converse Pro Conquest y las Reebok Pump Omni Zone.
Si la grabaran hoy día, ¿qué siluetas no podrían faltar?
